La mayor parte de personas que actualmente están interesadas en tener una experiencia bajo el efecto psicoactivo de la ayahuasca no provienen de tradiciones culturales en las que se transmita tal práctica. Es decir, provienen de sociedades en las que no se enseña a las personas cómo prepararse para tal experiencia, cómo vivirla y comprenderla, qué hacer después y cómo integrar lo vivido en su día a día para mejorarlo en algún o en diversos aspectos.