¿Qué está pasando en Catalunya, en España y en la Vieja Europa?

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN CATALUNYA, EN ESPAÑA Y EN LA VIEJA EUROPA?
Dr. Josep Mª Fericgla

Desde mi humilde visión como antropólogo y etnopsicólogo, la más que decadente e insostenible situación actual española es de aparente confusión, pero es la oscuridad previa al próximo amanecer.
Los políticos españoles, incapaces de resolver un claro tema político, lo han convertido en un grave problema jurídico e internacional. Resulta que un juez, que se postula independiente de la política, está decidiendo literalmente quién puede ser elegido presidente de Catalunya y quién no, al margen de los resultados de un referéndum y de unas elecciones impuestas desde Madrid en las que ganaron los partidos catalanes independentistas. Y ya van cuatro legales y legítimos candidatos a presidente catalán que, en poco menos de medio año, acaban en la cárcel española o exiliados a causa de la Justicia española.
Los políticos españoles, tradicionalmente ineptos donde los haya, a la vista de que la triquiñuela judicial no les sirve y de que sus presuntos aliados europeos les están dando la espalda por corruptos y estúpidos (aunque no usan esta palabra, es lo que piensan los europeos en voz baja), empiezan a decir que ‘es un problema interno de Catalunya’. Parece que ahora la moda es pretender lavarse las manos obviando que el problema interno de Catalunya lo generan ellos desde Madrid. Así, por citar un simple ejemplo, desde que han impuesto el famoso artículo 155, la sra. S. de Santamaría, ahora ‘virreina’ española en Catalunya, se ufana de haber cesado más de 260 altos cargos del gobierno catalán, con lo que el país estaría en práctica parálisis si no fuera por la entrega personal de muchos funcionarios y cargos medios catalanes que, a pesar de la decapitación impuesta por Madrid, siguen trabajando para que el país funcione cada día. Este tipo de hechos, claramente significativos, pasan inadvertidos en el gobierno español.
Vamos a pensar la situación desde cierta distancia para tratar de entender lo que ocurre.
La monarquía española, completamente fuera de tiempo y de lugar, sigue viviendo en una nube de fantasía decimonónica que se sostiene cada vez menos, a pesar de agarrarse de los faldones conservadores más ciegos y recalcitrantes del PP-PSOE-Cs —los mismos perros con distintos collares. Mejor haría la casa real española, si quiere sobrevivir algo, en alejarse de este gobierno que ya está cayendo en picado. En caso contrario, y como enseña la historia, al rey y a su corte les sucederá lo mismo que ha pasado con el resto de reyes medievales europeos que no han dado un paso al lado, como sí es el caso de la monarquía danesa, sueca o inglesa que han encontrado su lugar en el mundo de hoy. Es previsible que el actual rey de España pronto acabe abdicando para evitar más escándalos bajo su nombre y, sobre todo, para no perder su enorme fortuna —cuyo origen a nadie pasa inadvertido: tanto el actual rey como su padre han amasado su patrimonio, entre otros negocios, vendiendo armas, sucia industria que no suele gustar nada a los habitantes de países desarrollados y pacifistas como Catalunya.
Por su lado, la situación económica no ha mejorado substancialmente nada en la última década. Sólo ha sido el gran capital, bancos y corporaciones multinacionales, los que están sacando una nueva tajada de la riqueza, pero no así la sociedad. Esta manera de funcionar mantiene las tensiones sociales vivas y va en camino de agravarse. El gobierno español trata de engañar una vez más a la población, por ejemplo, vociferando el aumento de un 0.25% las pensiones, al lado del 1,5% de aumento de sus ya abultados sueldos de político, y no se da cuenta que la gota está a punto del colmar el vaso. Los gobernantes españoles del PP, PSOE y Cs, son trágicamente incapaces de ver lo que está pasando en la realidad de su país. Están tan enredados acusándose unos a otros de sus constantes corrupciones, estafas, mentiras y actos tan infantiles como defender sus falsos títulos académicos, que no les queda espacio mental para ver la realidad social. De nuevo la historia enseña que cuando esto sucede, los días están contados.
Por otro lado, el fantasioso y delirante imperio español está en su agonía final, como un toro de lidia que ha perdido toda su energía y al que solo queda que le rematen con la puntilla para morir con algo de dignidad. Y muy probablemente suceda en la próxima década que la ‘unión de destino que es España’, como le gustaba decir al dictador Franco, acabe disolviéndose en sus naciones naturales. Los catalanes están ya en la recta final para ser un nuevo Estado que nacerá este año, y no van a dar marcha atrás por muchos jueces españoles que les condenen en base a mentiras que ya nadie cree. Los vascos repiten desde hace más de medio siglo que quieren su independencia; en realidad, gritan para llamar la atención de las castrantes e impermeables madres vascas, de ahí que no avancen en su independencia real, pero cuando los catalanes consigan librarse del yugo español ellos seguirán por la misma senda. Por su lado, los gallegos han sido cuna de dictadores y malos gobernantes españoles, pero también en Galicia hay un movimiento in crescendo que aboga por su independencia, y más ahora que desde Madrid están ultimado los detalles para construir el AVE Madrid-Coruña, por donde los funcionarios y políticos castellanos, que ya están comprando tierras gallegas a precios baratísimos, podrán trasladarse a Galicia en dos horas a pasar el fin de semana en sus recién adquiridas fincas. Ellos hacen sus planes, pero es algo rechazado por los gallegos más activos que no creo que permitan fácilmente esta colonización madrileña de su tierra a la que tanto aman. Y el amor a la propia tierra es un sentimiento muy importante y enraizado en algunos pueblos que los castellanos no suelen sentir ni comprender.
Por su lado, en el periodo inmediato, Catalunya recuperará la independencia perdida hace tres siglos, independencia de la que nunca se ha olvidado pero que la mayoría del resto de españoles son incapaces de entender —esa ceguera, más el carácter presuntuoso de los castellanos será la puntilla que remate España.
Es muy probable que Catalunya se acabe asociando con las potencias europeas más dinámicas, con gobiernos abiertos y sistemas judiciales realmente independientes. Estas potencias ya están apoyando al pueblo catalán en su lucha contra la imposición del gobierno español. Básicamente Alemania, Holanda, Bélgica, Suiza, Finlandia y Gran Bretaña, países que han aceptado como refugiados a los políticos catalanes en el exilio a pesar de que este gesto los ha enfrentado al gobierno español. Ya “nadie teme al lobo feroz”.
Alemania nunca ha visto España como a un igual, aunque en las últimas décadas el gobierno alemán soporta la presencia de Rajoy y de sus secuaces del gobierno español en el foro europeo porque apoyan a Merkel en todo lo que la dignataria alemana les impone, pero nunca ha habido una gran simpatía mutua. Para los españoles, los alemanes son rígidos, autoritarios y violentos. Para los alemanes, los españoles son un pueblo perezoso y despreciable, que llegaba casi descalzo en oleadas tras la Segunda Guerra Mundial a trabajar en sus fábricas, carreteras y granjas. Un pueblo de inmigrantes. Es muy significativo que en Alemania y en la mitad norte de Europa se denomina PIG al español y a algún otro país meridional (Portugal, Grecia e Italia). “Pig” significa ‘cerdo’ en inglés, y es el acrónimo de ‘países que no pagan su deuda’ en referencia al muchísimo dinero que Alemania y otros países ricos han prestado a los PIGs tras la creación de la Unión Europea, sin que estos lo devolvieran ni lo usaran para crecer cultural o industrialmente, porque es dinero que, en España, ha desaparecido en las manos corruptas de los gobernantes del PP y antes del PSOE. Incluso, cuando tras la fallida declaración de independencia catalana, en octubre-noviembre del 2017, miles de empresas catalanes trasladaron su sede social fuera de Catalunya —sin la menor duda empujadas y amenazadas por el gobierno español—, la dirección de Volkswagen en España, con sede en Barcelona, dijo públicamente que no iban a marcharse de Catalunya y que los dejaran en paz de una vez. Parece que hasta el rey de España hizo alguna presión para ello.
Tampoco los ingleses sienten un gran respeto hacia España. Sólo lo consideran una región barata, de buen clima, buena comida y curiosas y bárbaras costumbres indígenas, como la de matar toros tras torturarlos públicamente. Los jóvenes ingleses conciben España como un lugar donde ir a tomar drogas hasta reventar sin importarles el respeto hacia un país con unas leyes que no penalizan el escándalo público como en su propio país. Los británicos adultos no sienten ningún interés serio y no apoyarán a España en ningún conflicto, ni interno ni externo; valga como ejemplo lo que pasa con Gibraltar. En cambio, los británicos sí sienten simpatía hacia Catalunya, incluso tienen el mismo patrón, Sant Jordi (San Jorge), que celebran con entusiasmo el 23 de abril con libros y rosas, símbolos de la sensibilidad e interés hacia la alta cultura, muy lejano al botijo y a los toros. Leyendo crónicas de viajeros ingleses del siglo XVIII y XIX, uno se da cuenta de la opinión que, desde entonces tienen de los españoles: perezosos, mentirosos y esperpénticos. Si hoy no lo dicen en voz alta se debe a la obligada ‘corrección política’, pero el sustrato es ése. Ya se está viendo el callado apoyo que Inglaterra está dando a los catalanes en su proceso por librarse del peso español, ya que ellos tienen su Brexit de la Unión Europea, procesos históricos paralelos.
En cuanto a Francia, siempre ha sido un país de mucho ruido y pocas nueces, un país de faroleros, como se suele decir. Ahora se está aliando con las potencias de fuera de Europa o sólo asociadas a Europa (EEUU y Gran Bretaña) incluso en contra de los intereses europeos para ‘salir en la foto’ como se suele decir. Alemanes y franceses nunca han sentido una gran simpatía mutua por lo que los intentos del actual gobierno español de mostrarse no aislado de mundo —como en realidad sí está—, invitando al presidente francés a pasearse juntos, no tiene la menor relevancia ante nadie más que ellos mismos. Y la radical postura de Francia contraria a la independencia de Catalunya, tampoco tiene un gran peso internacional. Simplemente, los políticos catalanes exiliados, no paran en este país vecino a comer sus quesos cremosos y su vino Boujolé.
Por su lado, desde hace dos siglos que España está perdiendo a toda velocidad su antiguo imperio del que no queda nada, siendo hoy un mercadillo de baratijas cada vez con menos valor en el mercado internacional. Recordemos que este proceso se inició a principios del siglo XIX, cuando España perdió escalonadamente todas las colonias en América —y los catalanes no colonizaron esta parte del mundo por impedirlo los reyes castellanos. ¿Cuántos apellidos catalanes hubo entre los colonizadores? Casi ni uno. Hubo castellanos, andaluces, extremeños, vascos, gallegos y portugueses, pero ningún catalán a pesar de la identidad catalana de Cristóbal Colón, siempre discutida por los españoles, y este tipo de hechos históricos permanece en la memoria popular. También en esa época y tras tres siglos de colonización, España perdió las colonias filipinas, incluso hoy se está dejando de hablar la variante filipina del idioma castellano surgido en la segunda mitad del siglo XIX.
Finalmente, los Borbones, casa real de origen francés, se instalaron inicialmente en el Reino de Navarra, y Navarra sigue hoy siendo mayoritariamente partidaria de la unidad de España bajo los Borbones, pero, a pesar de tener unos fueros propios Navarra no cuenta para casi nada.
Si revisamos un poco la historia, observamos que el primer rey Borbón, Felipe V, apoyado por los castellanos y navarros invadió Catalunya en la famosa guerra de los catalanes (1713-1714), realizando una masacre histórica entre los habitantes de Barcelona y de otras poblaciones que se mantenían fieles a la dinastía de los Austria. Y esta matanza la siguen recordando los catalanes el día 11 de septiembre de cada año como el día nacional de Catalunya.
Para acabar, los catalanes están siendo apoyados por varias potencias europeas en su camino hacia la independencia, algo que probablemente ocurra este mismo año. Por otro lado, es probable que lo que queda del antiguo imperio español acabe de descomponerse como final ineludible a la decadencia y obstinada cerrazón a la realidad en que vive. Esto tardará un poco más, ya que, tras Catalunya, España seguirá resistiéndose a que Euskadi, Galicia incluso Al-Andalús sigan un camino similar, pero tarde o temprano sucederá.
Cuando Catalunya se independice, probablemente ocurrirá una caída libre de piezas de domino: numerosas personas residentes en España irán a vivir a Catalunya, y serán las personas más preparadas y dinámicas. Otras regiones europeas naturales, con historia y cultura propia, seguirán el mismo camino (Escocia, norte de Italia, Baviera, tal vez hasta la Catalunya francesa, etc.) y no es descabellado pensar que surja un nuevo orden europeo, más natural, democrático y cercano a las personas y a los valores humanos.
Dr. Josep Mª Fericgla

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